24.1.05

Por un milenio sin infiernos

Fui a ver la muestra de Le�n Ferrari, y m�s all� de encontrarme con la restrospectiva de los �ltimos cincuenta a�os creativos de Le�n, y de unas obras de una abstracci�n deliciosa, como historias con final abierto, quiero rescatar un escrito (como el amante de las palabras que soy) que no solo me pareci� una forma inteligente de responder a la iglesia, sino que adem�s posee un humor muy ir�nico y delicado a la vez... Ante una nota en la que el Papa solicita que se "medite sobre el Juicio Final" y que "el Infierno existe". El CIHABAPAI (Club de imp�os herejes ap�statas blasfemos ateos paganos agn�sticos e infieles) public� una solicitada, en el diario, que se transcribe a continuaci�n.
Diciembre de 2000, reiterada en 2001 Juan Pablo II El Vaticano Asunto: Por un milenio sin infiernos De nuestra consideraci�n: En su art�culo 5, la "Declaraci�n Universal de Derechos Humanos" (1948) dice: "...nadie ser� sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes". El art�culo I de la "Convenci�n contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes" (1984) califica como tortura "todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean f�sicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero, informaci�n, o una confesi�n, o de castigarla por un acto que haya cometido...", y agrega: "todo Estado castigar� esos delitos con penas adecuadas". La �ltima (��ltima?) edici�n del Catecismo de la Iglesia Cat�lica (1998) comparte la condena: "La tortura, que usa de violencia f�sica o moral, para arrancar confesiones, para castigar a los culpables, intimidar a los que se oponen, satisfacer el odio, es contraria al respeto y a la dignidad humana" (n. 2297). El mismo Catecismo admite los suplicios: La ense�anza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente despu�s de la muerte y all� sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (n. 1035). Al sufrimiento de las almas el Catecismo suma el de los cuerpos. La resurrecci�n de todos los muertos, "de los justos y de los pecadores" (Hch. 25,15), preceder� al Juicio Final. Esta "ser� la hora en que todos los que est�n en los sepulcros oir�n su voz y los que hayan hecho bien resucitar�n para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenaci�n" (Jn. 5,28-29) "...e ir�n �stos a un castigo eterno y los justos a una vida eterna" (Mt. 25, 31,32,46) (n. 1038). Se materialice o no el sufrimiento anunciado por Jes�s, corresponda o no juzgarlo con nuestras leyes, el miedo de los creyentes al futuro suplicio es ya un suplicio: un sufrimiento mental actual que nuestras leyes y el Catecismo proh�ben. Frente a estas convicciones de la Iglesia, que rechaza la tortura en vida y la admite en almas de muertos y cuerpos de resucitados, y alarmados por la declaraci�n vaticana de que el Infierno existe, es eterno y est� lleno de malvados, le solicitamos:
  1. que extienda al m�s all� el repudio a la tortura proclamado en el Catecismo,
  2. que gestione se respeten los derechos humanos de la multitud de almas que est�n sufriendo, algunas desde el G�lgota, en tierras de Satan�s.
Terminar con padecimientos de millones, desalojar y demoler el infierno, tranquilizar a los creyentes puede hacer realidad su esperanza de que la Iglesia pasar� a la historia como la defensora del hombre. Lo saludamos muy atentamente, CIHABAPAI, Club de imp�os herejes ap�statas blasfemos ateos paganos agn�sticos e infieles. cihabapai@hotmail.com
Me adhiero a este pedido, desde el momento en que el "cielo" no se me hace un lugar antojable, al sospechar que m�s de la mitad de mis amigos y conocidos no estar�n all�. Si est�n en Argentina, en Buenos Aires (moment�nea o permanentemente) les aconsejo visitar la muestra. Saldr�n m�s o menos ofendidos, m�s o menos escandalizados, m�s o menos creyentes, pero sin lugar a dudas van a salir con muchas cosas para pensar, sin lugar a dudas.

4 comentarios:

/|- dijo...

Ah�diero, pero... si en el cielo no se puede fumar, en el infierno nos someter�an a espantosas intervenciones invasivas y sin anestesia y es claro que el est�pido purgatorio no funciona para gente con tanto car�cter como nosotros... pa d�nde nos vamos?

Innoble. dijo...

Mi, muy en alta estima, amigo, �qui�n dijo que en el paraiso no se puede fumar? Se puede disfrutar de un buen cigarro, se puede tomar un buen vino, o degustar un buen licor. Se puede uno tropezar, y caer, y volver a levantarse. Uno puede tener el paraiso que quiera, y eso es lo bueno de los paraisos. Qui�n quiera cigarros y putas, tendr� cigarros y putas. Qui�n quiera bares y futbol, eso tendr�.

Y para las pobres almas que deseen arpas, t�nicas blancas y aureolas en la cabeza, bueno, esas pobres almas tendr�n el castigo de un paraiso soso y desesperanzador. Pero sera suyo.

Shazz dijo...

A m� ese para�so espejado no me consuela, no tiene sentido seguir viviendo para espichar y continuar con las mismas posibilidades de beber, fumar y tropezar. Aunque -como expresa el texto del morro- suene agradable la posibilidad de toprase con algunos seres en el camino, no s�, no me convence.
Por otra parte, la idea de vivir eternamante en bata blanca tocando el arpa, es tortuosa...s�.
Pero el purgatorio...�tendr� la opci�n de morirse de verdad?

Laleft dijo...

Los �nicos para�sos que existen son los para�sos perdidos. La utop�a no es motor, es combustible.