27.1.06

Todo pero menos

La ma�ana est� maravillosamente iluminada. El sol furioso lastima las pupilas y el ruido cotidiano de una ma�ana nueva, a estrenar, es demasiado para los pobres oidos maltratados toda la noche. Voy de regreso, tambale�ndome lentamente producto de la torpeza de los sentidos, atontados por el alcohol. R�o. "No", pienso, "esto est� mal". No debo olvidar el motivo del viaje, no debo olvidarme de ella... Entonces siento la realidad en el pecho. Est� bien la distracci�n, est� bien la saturaci�n de los sentidos, pero el dolor regresa como un puntazo. Se hace presente de nuevo. A�n tengo que volver. A�n tengo que hablar con ella. A�n cabe la remota posibilidad de que gane nuevamente un poco de tiempo, vaya uno a saber para qu�, como si no sintiera ya en demas�a que no es m�a. Lo que tengo que lograr es purificarme de ella, neutralizarla lo m�s posible antes de enfrentar el hecho de que todo apunta a la culminaci�n, al cierre, a la liberaci�n de las partes. Es tan solo esta sensaci�n de adicci�n, a esta necesidad de ella. As�, es como todo el entorno, todo lo externo, queda nuevamente sobrepasado por lo interno. Los p�jaros de pronto comenzaron a cantar menos, o los oigo menos. Los pasos incomprensiblemente se enderezan un poco, los cordones de las veredas ya no son tan imprevisibles. Y duele. Pero a�n as� hay una luz al final del puente. Duele. Pero un poco menos que antes.

25.1.06

Walking Around

Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrer�as y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro Navegando en un agua de origen y ceniza... El olor de las peluquer�as me hace llorar a gritos. S�lo quiero un descanso de piedras o de lana, s�lo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercader�as, ni anteojos, ni ascensores. Sucede que me canso de mis pies y mis u�as y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre. Sin Embargo se�a delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Ser�a bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de fr�o No quiero seguir siendo ra�z en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sue�o, hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada d�a. No quiero para m� tantas desgracias. No quiero continuar de ra�z y de tumba, de subterr�neo solo, de bodega con muertos ateridos, muri�ndome de pena. Por eso el d�a lunes arde como el petr�leo cuando me ve llegar con mi cara de c�rcel, y a�lla en su transcurso como una rueda herida, y da pasos de sangre caliente hacia la noche. Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas h�medas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapater�a con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas... Pablo Neruda

23.1.06

Inercias

Qu� dif�cil que la tengo. No solo est�s ahi, a�n ahi, tan metida como podr�as estar metida en un coraz�n que no comprende todo lo mal que le hace, sino que adem�s, tengo que encontrarme con peque�as evidencias de tu presencia, en forma de folletos que parecen una mezcla de publicidad de diur�tico con Boca Juniors... Entro en la farmacia y ah� est�s. No el portafolletos, no los folletos, est�s vos. Est�s en esa farmacia hablando con ese mismo tipo que me est� preguntando que quiero. "Ponstin, Ibuprofeno pedi�trico" y no puedo sacar la vista de esa migaja en el camino, para que yo pueda saber que estuviste ahi. "No, ese no tengo, pero tengo...". Bueno, gracias, pero ya me quiero ir. A la vuelta consigo lo que busco y me voy, casi sin mirar ese pedacito de cart�n que estuvo en tu bolso, en tus manos. Ese que ahora pesa m�s que antes y te cansa. Pero yo tambi�n estoy cansado, y si pudiera hacerlo, te juro que te pedir�a tregua. Es que miralo de este modo. Siempre est�s ahi. Si salgo a la noche, est�s ahi. Si me va mal con alguna, est�s ahi. Porque no siempre nos fue mal, �te acord�s? Peor a�n, si me va bien, tambi�n est�s. Para recordarme que no va a ser lo mismo. Las farmacias te lo perdono, pero te adue�aste hasta de mis victorias. Est�s en mis a�n no dominadas costumbres. Cuando leo el diario y no puedo dejar de ver como te va a ir en el hor�scopo. O en esa imposibilidad al ver una postal (esas gratis, que te gustan), de agarrarla. Veo ranitas en todos lados. O tu cartera de moda. Las polleras, por favor, tienen todas tu cadencia. Est�s en los planes que te dije, iba a llevar a cabo con otras, pero que se de antemano que no van a ser lo mismo. Lo s�... lo s�. No hace falta que me lo digas. Yo hice nuestros, muchos lugares, cuando era lo m�s sensato hacerlos propios. Punto a tu favor. Pero sigo pensando que Palermo es tu territorio, aunque ahora trabaje ahi. El Arteplex, tu fortaleza casi inexpungable. El Caf� del �ngel, un lugar a donde nunca volver. Est�s en el naranja. Est�s en el olor a bazar y te metiste hasta en el sabor del chop suey. Est�s en la suave caricia de la lana. Est�s en cualquier postal de Miramar. Incluso, dibujada en la arena. Creo que ahora te vas haciendo una idea. Entonces, �qu� es lo que m�s me molesta de todo esto? Que no pueda escribir nada m�s que de vos. Por m�s que intente otras cosas, solo quiero escribir sobre vos. Y no solo eso, me revienta que solo est� utilizando este blog, como �nico punto de contacto. Se que est�s ac�, que a pesar de lo bien que estamos haciendo las cosas para evitarnos, a�n puedo tener esa m�nima seguridad que puedo decirte algo. Solo que no se qu�. Si, que te extra�o. Solo eso.

22.1.06

El odio Todo

La odio. Vaya si la odio. Con exactamente la misma fuerza que la amo, la odio. Emerge de m� a borbotones, salpica manchando todo lo que la incumbe. Odio que sea como es. Odio su entorno, odio todas aquellas cosas que la hicieron lo que es. Odio que sea preciosa. Odio que sea incolumne. Odio su ausencia. Odio sus decisiones, sus elecciones. Detesto que seas tan idiota, que no te des cuenta... Afuera, la oscuridad toda rompe contra el transporte. Sigo en la sucesi�n de puestas en escena, en el viaje. Por esos menesteres de la geograf�a, apenas tengo idea d�nde me encuentro, el resto es la fosa oscura de la noche, trag�ndose todo lo que toca. El odio (ya no se si es m�o o universal) alimenta esa negrura, y como una bestia enorme, me cercena violentamente, pero despacio. Me us�. Y me dej� usar. Odio ser tan imb�cil, odio tambi�n no haber antepuesto mi dignidad. Es que la odiaba tanto. Solo puedo ver la hoz lunar, rajando la noche, luchando. Estoy anestesiado, solo siento el vomitivo magma de la desesperanza, del odio tangible, y no hay m�s que eso. Como todo odio, cegador, furioso, es desenfrenado y as� como tal, no es para siempre, es imposible de sostener por mucho tiempo, porque te consume, te desgasta. Dura lo que dura el odio: todo lo que le permitimos que dure.

19.1.06

Componentes del Todo

Abro los ojos nuevamente. Ruta. Mucha. No se si soy yo el que se mueve sobre ella o es la ruta la que pasa debajo mio, de mi yo inmutable. Trato de hacer memoria y no recuerdo el porqu� de la huida. Mentira, ahora si lo recuerdo. Y duele de nuevo. No se si es la sospecha de la traici�n, o si existe una traici�n. Solo se que esta ruta se mueve demasiado r�pido y no se, realmente, d�nde me lleva... La extra�o, aunque s� que no puedo dec�rselo. Lo tengo prohibido por alg�n poder superior. El mismo que me impide acariciarla, o besarla con real pasi�n. El mismo que me niega un abrazo en este u otros momentos. "�Por qu� la amo tanto?" Es lo que el amante despechado, abandonado o temeroso, vive pregunt�ndose. Yo carezco de la respuesta, solo conozco algunos hechos. Cuando quiere, es maravillosa. Y me hice adicto a ella. Adoro la sensaci�n, lo s�. "�Por qu� el amor solo no alcanza?" Esto se lo preguntan algunos que ya han pasado etapas previas de interior desgaste . La pregunta no surge por sublimaci�n del alma, aparece por corrosi�n. No s� porque no alcanza. Quiz�s es el prop�sito de mi huida. Averiguar cosas, enfrentarme a las preguntas que van surgiendo. Saberme nuevo, descubrirme. Me atrevo a dar una reflexi�n l�gica: si el amor no alcanza es porque no es todo. "�Qu� m�s compone El Todo?" Risas. "�Y lo que provoca la risa?" La sorpresa. "�Y lo que provoca sorpresa?" Miedo. "�Y lo que provoca miedo?" Lo desconocido. Me permit� demasiado accesible, demasiado usual. Ante la necesidad de confirmar un cari�o, a costas de que me conociera tal cual soy, aniquil� el componente fundacional que permit�a ese cari�o. Me quiso mientras no supo como era, cuando me imaginaba en gran parte. Cuando supo como era, ya no le quedaron motivos para quererme, para descubrirme. �Entonces ahora quiere a qui�n nuevamente desconoce? No s�. Quiz�s siempre fue asi.

17.1.06

El Bar VIII

De la pluma del negro... El Hombre Sabio se sent� en silencio. El loro dijo: - El amor es una puerta y un beso es la llave. Eso explica el fervor amoroso de todos los parroquianos. Y el car�cter ef�mero de todos los romances. Aqu� nos amamos a paso de b�squeda. Solo nos detenemos a mirar al otro el tiempo indispensable que necesitamos para saber que no es el que busc�bamos. Sin embargo, cada elecci�n incorrecta refuerza la esperanza del amante desenga�ado. El secreto est� en no comprender, en no advertir que no importa c�mo se repartan las parejas. Ning�n amor est� por encima de los dem�s y todas las llaves est�n falseadas. Pero conviene no saberlo.

16.1.06

El Todo

Son las 8 y no se c�mo, pero estoy en una terminal de �mnibus. No se c�mo, pero es como si acabara de nacer aqu�. Es como una vida que comienza ahora, hace escasos minutos, camino hacia alg�n lado. Soy el testigo presencial y ciego de toda la belleza que transcurre ante mi, de cada universo personal, de cada ser que recorre delante de mi estos pasillos, hospedando en sus mentes cada una de sus realidades, de sus infinitas posibilidades...tan distintas a la m�a. Buen comienzo de a�o, pienso. Escapando por primera vez de alguien, realmente escapando. Huyendo de los pensamientos que se van a seguir ahi, que no me van a dejar a menos que los atonte, que los confunda o que los enfrente. Esperando escapar del tiempo, buscando la �nica manera de que transcurra m�s r�pido. La odi�. La odio. Y sin embargo la amo tanto. Me dej� sin palabras, mudo hasta del alma, pero me di� motivos para escribir como nadie. Se convirti� en mi motor y mi alto. No la quiero, y la deseo. La detesto y la admiro. Le deseo lo peor y solamente lo mejor. Ella es toda esta estaci�n, es cada uno de los �mnibus que salen, es cada una de las mujeres que caminan con sus bolsos en camino hacia alg�n destino. Ella es el destino, es el viaje, es la corrida desenfrenada hacia la nada. Es cada uno de los besos que ahora duelen, mierda si duelen, que arden en la boca como un whisky fuerte. Es estos ojos que se cansaron de mirarla, de recorrerla, de intimarla a la caricia que mor�a en intenciones y en mi deseo. Es esta espera idiota que solo hace eso, esperar. Y es nuevamente mi deseo. El deseo de que a pesar de que la odio/amo, pueda finalmente un d�a ser feliz. Que le sea dado lo que tanto anhela, lo que tanto desea. Le debo ahora un certificado de nacimiento. Y un obituario. Es todo. Y es nada.

7.1.06

EL viaje.

No durmi� esa noche, di� tantas vueltas que el mundo necesit� parar un segundo, para poder seguirlo a �l. El calor no tuvo nada que ver, la falta de hambre tampoco. Eran las ideas dolorosas en su cabeza las que lo manten�an despierto. Algo ten�a que hacer, algo, dormir imposible, algo hay que hacer, para escapar, para no pensar, para irse y olvidar. Imposible. Solo eso era lo que o�a. Imposible. M�s vueltas. El Calor, presencia en la habitaci�n, consumiendo todo... Media madrugada. Estrellas pero con el cielo no tan negro, p�jaros que cantan y un tel�fono que suena lejos, el pedido y la confirmaci�n. Entonces, ya estar acostado, dando vueltas, deja de tener sentido. Hay cosas que hacer, escribir mails explicando, dejar notas, anotar lo necesario, armar el bolso y salir. No importaba tener que esperar mientras sea fuera, en otro lado, con gente, con aire, con sol. Arm� (ja! no se pod�a llamar armar a eso) el bolso lo m�s r�pido y ordenado que pudo. Arroj� directamente las cosas adentro y lo forz� de tal manera, que pudo oir quejarse a los cierres haciendo el esfuerzo extremo. �Qu� faltaba, qu� se olvidaba? Limpieza, imposible, no hab�a tiempo. Toalla, innecesario, ya conseguir�a. Avisos, ya estaban todos dados. Mierda, salir por la puerta y listo, era lo �nico faltante. Sali�, viaj� y sin buscar nada m�s que un lugar donde estar para no estar, encontr� muchas cosas. Recorri� todos los estad�os posibles que dos dias ofrecen. Desde caerse y estar en el piso hasta ascender y estar por sobre todo. Encontr� personas, encontr� un lugar, volvi� a estar solo por un momento y a darse cuenta de que siempre hab�a sido �l. Que la vida, tan puta como es siempre, lo hab�a llevado por caminos de mierda, no preciosamente por lo jodidos o complicados, sino por lo c�modos y f�ciles. Se hab�a vuelto viejo antes de tiempo, y no porque el cuerpo no le respondiera, sino porque la mente no le respond�a. La cabeza no le exig�a m�s all� de las simples satisfacciones hipotal�micas producidas por sensaciones baratas. �Qu� carajos estaba haciendo con su vida? Las respuestas, primero de a una y luego en manada, lo atropellaron. No estaba haciendo nada con su vida porque era la vida la que estaba haciendo las cosas con �l. Te pongo ac�, y vos fijate que hac�s. Luego, te doy esta chance, a ver que tal la aprovech�s. Ahora, te quito esto, a ver como reaccion�s. Por eso le estaban ganando de mano, por eso estaba perdiendo lo m�s valioso. Mierda estaba haciendo. Y ahora en dos d�as, hab�a disfrutado m�s de gente desconocida que en el resto de su vida. Se di� cuenta de la vida es lo que pasa por nosotros y no a pesar nuestro. Que como dice el grande, a la vida te la dan, pero no te la regalan. Volvi�. Un viaje no cierra como viaje, si no hay un regreso. Y a�n con la m�sica resonando en los tendones, con la risa retumbando en el pecho, regres�. Y vi�, por primera vez en mucho tiempo, un camino a seguir. Tuvo una pista. O dos. Necesitaba muchas cosas, demasiadas. Pero al menos ya sab�a lo que faltaba. Soporte. M�s amigos. Nuevos amigos. Fuerza. Salud. Bebida. Malas costumbres. Salidas. Risas. Locura. Cerrar y volver a abrir. "Se�ores", pens�, "Aqu� estoy. �qui�n reparte y qui�n es mano?"